Toribia Lero: “El Gobierno encubre el racismo y la discriminación”
Entre las contadas figuras que destacan en el actual parlamento se halla, sin duda, la diputada de Comunidad Ciudadana (CC) Toribia Lero Quispe. Su conocimiento de la problemática de los pueblos indígenas y las diversas causas a las que se consagró activamente para defenderlos no pasan desapercibidos. Sobre este tema tan resonante en los últimos 20 años en la política boliviana, Lero conversó con Oh!
-Algo que llama la atención al transitar las calles de las principales capitales bolivianas es la frecuente presencia de mendigos indígenas. De alguna manera, se suponía que tras casi 16 años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) ese fenómeno tan observado en otras décadas cambiaría. Algo no cuadra. ¿Cuáles considera que han sido las mejoras para los pueblos indígenas en estos tres lustros?
– Sí, evidentemente. Por ejemplo, en el caso de Cochabamba los hermanos que salen a mendigar los fines de año son también de regiones cochabambinas. La parte andina de Cochabamba, Arque, Bolívar, Tapacarí, Tacopaya… están muy empobrecidos. Hay gente que piensa que son potosinos, pero son del departamento. El caso del norte de Potosí es muy conocido.
En Santa Cruz, quienes más salen a pedir ayuda a la ciudad son los ayoreos. Se convirtieron en mendigos porque el Estado los sacó de su hábitat supuestamente con fines “civilizatorios”, pero los ha dejado abandonados. Ellos tienen otra forma de desarrollar su economía. No está tan basada en la producción como en el caso de los andinos, que además somos multiactivos.
Lo peor es que en los últimos años ha aumentado mucho más la mendicidad en el caso de ayoreos, guarayos, guaraníes… ello debido a la expansión de la actividad agroindustrial en la Amazonia. Prácticamente los despojaron de sus territorios. Se fueron a buscar alternativas a la ciudad y en muchos casos no tuvieron otra que mendigar. Entonces, si nos preguntamos qué cambió en estos años para los pueblos indígenas y vemos esos dramas, la respuesta es: no ha mejorado nada.
–¿Puede citar otros indicios de ese rezago en el que han caído los pueblos indígenas?
– Claro, por ejemplo, el Presupuesto General del Estado (PGE) y el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES). Si revisa ministerio por ministerio, cuánto y cómo se destinan los recursos para el fortalecimiento de las naciones y pueblos indígenas, no hallará nada. Son un PGN y un PDES totalmente monoculturales, tradicionales, sin enfoque plural. Ahí se evidencia una vez más esa brecha de desigualdad que no se ha cerrado hasta ahora.
Los pueblos indígenas desde el año 2013, por ejemplo, vienen demandando presupuesto para el funcionamiento de una ley: la 455. Está destinada a pueblos y naciones indígenas que se hallan en situación de alta vulnerabilidad y pueblos contactados precariamente o no contactados. Están los ayoreos, en Santa Cruz; los uru muratos, en Oruro; los esse ejja, en el norte amazónico. Igualmente cuentan los weenhayek del río Pilcomayo; los yukis y los yuracarés de Cochabamba. Son varios pueblos que se encuentran en situación de alta vulnerabilidad, pero hasta ahora no funciona esa ley.
-¿Y por qué no funciona esa ley que evitaría semejantes dramas humanos? Hay abundante información que señala los gravísimos problemas que enfrentan esos pueblos.
– Esa ley se encuentra bajo la tuición del Ministerio de Justicia. En un informe oral, el ministro de esa cartera señaló que ningún ministerio quiere hacerse cargo porque no hay dinero para el funcionamiento de esa ley. Ya van a ser nueve años que no puede entrar en vigencia esa ley. Y en 10 años han venido sucediendo muchos más problemas en contra de esos pueblos indígenas. Por ejemplo, están los chaqueos, los asentamientos de parte de los interculturales, la ley que permite actividad minera en territorios indígenas. Todo eso conlleva al empobrecimiento de estos pueblos.
Curiosamente, cuando uno analiza el Presupuesto General del Estado, sorprenden otros gastos. Sólo en el Ministerio de la Presidencia se disponen 11 millones de bolivianos para la Red Patria Nueva. Para el periódico Ahora el Pueblo destinan más de 4 millones. El Viceministerio de Comunicación cuenta con más de 60 millones. Para esas vitoreadas que realizan los hermanos indígenas en las plazas y estadios tienen presupuestado más de 5 millones de bolivianos.
Pero no se procede así para sacar una tajadita que permita el funcionamiento de una ley en favor de los pueblos en estado de alta vulnerabilidad. Lo mismo sucede en el Ministerio de Culturas. Pese a que el Gobierno se jacta de que es ministra una mujer de pollera o un indígena es viceministro de Descolonización, da un presupuesto insignificante.
-¿Qué debería hacer ese viceministerio y no hace?
-El Viceministerio de Descolonización debería tener una muy buena partida presupuestaria para trabajar contra el racismo y la discriminación buscando cerrar brechas de desigualdad. Debería trabajar políticas de Estado para pueblos, naciones o personas afectadas por el racismo porque el racismo limita recursos y oportunidades a la población empobrecida. Pasa lo mismo en el Ministerio de Justicia. Ahora que tanto se reclama la reforma judicial, también los pueblos indígenas precisamos esa reforma, pero no sólo como una cuestión puntual, sino un proceso.
Así como el Ministerio tiene un presupuesto permanente, nosotros también deberíamos tener permanentemente fortalecimiento, desarrollo de capacidades e investigación en cuestiones de justicia indígena. Otro caso es el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras donde se ve un sinfín de proyectos, pero ninguno está relacionado con el desarrollo de los planes de vida o el desarrollo de la economía comunitaria de las naciones y pueblos indígenas. Es un presupuesto monocultural, como antes se hacía, pero sí se ven presupuestos en minería o hidrocarburos de miles de millones de bolivianos. Se destinan sumas multimillonarias a estos emprendimientos extractivistas y relacionados muchísimo con empresas transnacionales.
Así se evidencia que realmente los pueblos indígenas no tienen atención por parte del Estado. Además, se ejercen violencias contra ellos. Eso se pudo ver en la marcha indígena que partió de Trinidad hace unos meses. Los pueblos indígenas venían a denunciar esos graves atropellos, pero no se los escuchó. En días recientes se supo cómo una comunidad ayorea sufrió amenazas de despojo, expulsión, quemas de sus viviendas a manos de los interculturales. Pero todo eso se encubre, el Gobierno encubre el racismo y la discriminación.
-¿Cómo encubren las autoridades esas agresiones contra los pueblos indígenas? ¿Dónde queda eso de que se lucha por ellos?
– Con esos líos de que se ha agredido a una mujer de pollera, que se ha maltratado la wiphala, etc. Sin embargo, ¿qué pasa con los hermanos y hermanas que sufren violencia y vulneración de sus derechos desde el Estado? Se invisibilizan hasta los símbolos y tipos de vestimenta de cada pueblo. Se habla mucho de la pollera, se usan símbolos andinocentristas, pero muchas hermanas no usan pollera, sino tipoy o ajsu, tupu u otra vestimenta propia.
Son hermanos y hermanas que luchan en defensa del territorio y la vida de todo el pueblo boliviano porque defienden el territorio de ese avance de la deforestación o la contaminación con mercurio de los ríos amazónicos, del saqueo de los recursos naturales. Pero las autoridades encubren con los líos de la pollera y la wiphala, ¿pero qué de estos hermanos del chaco, oriente y amazonia que también son parte de Bolivia y están sufriendo mucho más?
Pasa eso en todo el país. Un dato muy alarmante de occidente, por ejemplo, hoy se produce en Amayapampa. Recordará que en 1996, en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, hubo una masacre de hermanos. Ellos estaban defendiendo esa zona aurífera de la explotación de empresas transnacionales. Ahora está por pasar algo parecido, pues esos yacimientos han sido entregados a una transnacional china. Los hermanos señalan que la explotación será a cielo abierto.
– Entonces, según su percepción, ¿el fenómeno Evo Morales–Movimiento Al Socialismo ha pasado de ser una ilusión a una decepción para los pueblos indígenas?
-Sí, totalmente, más aun sabiendo que Evo tiene un origen indígena, pero sólo usa para palestra a los pueblos indígenas. Los recursos naturales continúan siendo saqueados del territorio boliviano, no hay trabajo, no hay industrias, estamos inundados de contrabando. En los pueblos indígenas de la región andina hay posibilidades de desarrollar una economía distinta a la del oriente, pero en los presupuestos no se ve el tema de la quinua, la papa, el amaranto, tarwi y muchos productos en nuestras regiones. No se los integra en un programa para la seguridad alimentaria de nuestro país.
Figuran más los productos que se exportan, como la soya, o el etanol o, ahora, el biodiésel. También han puesto mucho dinero en el tema de la hoja de coca. Años están con presupuestos para fortalecer la industrialización de la coca. Igual hay una gran cantidad de proyectos de obras públicas para Chapare. Hay demasiadas desproporciones, se despilfarra demasiado dinero. Debería usarse el dinero para fortalecer toda la economía nacional y, en especial, la economía comunitaria.
El Gobierno dice que hay estabilidad económica, pero esa estabilidad se basa en el extractivismo, en el despojo de los territorios indígenas, en la contaminación de los ríos. Y eso no se valora. No hay más. Los jóvenes están andando con su título bajo el brazo después de haberse esforzado estudiando. A ello se suma que la educación está pésima y la justicia ni qué decir.
-¿No hay mayor capacidad de deliberación y decisión en las comunidades indígenas que antes?
– En las comunidades indígenas se está enraizando la violencia política. Antes había algo de pluralismo político, había varios partidos. Luego, terminaban las elecciones y retornábamos a nuestras actividades y todos tranquilos. Ahora no. Los hermanos a veces tienen miedo de darte la mano. Tienen miedo de que el masista les esté mirando y les diga: “Usted estaba hablando con otra persona que no es del MAS así que su comunidad será castigada y no tendrá proyectos” o expresiones parecidas.
Hay un hostigamiento permanente, se vive en una situación coercitiva en las comunidades indígenas. Yo no recorro muchas de las comunidades indígenas porque he recibido muchas amenazas. Busco comunicarme con los hermanos para que me cuenten lo que están viviendo y muchos tienen miedo denunciar. La mayoría de las autoridades indígenas nacionales lleva indumentaria indígena, pero está sometida a un partido político. El Gobierno está violando flagrantemente nuestro derecho a la libre determinación.
-Debido a esa ruptura que hubo de la economía comunitaria, entiendo que muchos jóvenes optaron por actividades como el contrabando e incluso el narcotráfico, ¿no es cierto?
– Cuando fuimos a fiscalizar algunos territorios indígenas, la gente ha denunciado que hay pistas clandestinas. También han informado que hay personas que se están dedicando al narcotráfico, al microtráfico y a sembrar marihuana. Es difícil confirmarlo, pero lo del contrabando es evidente. En todas las fronteras se ha masificado, es terrible, terrible, terrible. Todo lo comestible está entrando.
¿Eso para el Gobierno es recuperación de la economía? Pero la gente de los pueblos, por efectos del cambio climático, pierde sus cosechas. Luego, prácticamente no hay programas agropecuarios que se acomoden a los nuevos contextos. No hay planes para un desarrollo económico sostenible. Entonces los jóvenes y mucha gente se dedican al contrabando o a algo peor.