América Latina es el nuevo «patio trasero» de China

El semanario L’Express asegura que el país asiático reemplazó a EEUU como potencia en torno a la cual giran las economías de varios países latinoamericanos gracias a las deudas colosales que han adquirido con Pekín.

RFI

El único cable internet submarino que conecta Sudamérica y África fue desplegado por China en 2018 entre Brasil y Camerún. Ése es uno de los ejemplos que cita el periodista Axel Guyldén para ilustrar la creciente influencia de Pekín en América Latina desde hace unos 15 años. 

«Cómo Pekín se apropia de América Latina»: así se titula el informe especial de L’Express en su edición doble de final de año.

«El continente latinoamericano, que era el patio trasero de Washington, se ha convertido en el terreno de caza exclusivo de China», agrega el semanario. 

Otro ejemplo de este fenómeno es la instalación en 2017 en Argentina de una estación china de observación de satélites en la provincia de Neuquén (Patagonia), la cual es administrada directamente por el ministerio chino de la Defensa. 

«Estados Unidos sospecha que China está detrás también del proyecto argentino de base naval en Tierra del Fuego, el cual fue anunciado el verano pasado por el presidente Fernández. La inversión se eleva a unos 300 millones de dólares y el propósito es convertir Ushuaia en una plataforma logística para el Atlántico Sur», escribe L’Express. 

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«Los chinos no compran ‘en’ Brasil, sino que están comprando ‘al’ Brasil», llegó a decir alguna vez Bolsonaro, si bien el semanario aclara que esto fue antes de que el presidente brasileño se mostrará menos severo con Pekín. 

Esa fórmula tal vez describa mejor la situación de Ecuador, un país donde «Pekín hace lo que quiere», según dijo bajo anonimato un ex miembro del gobierno estadounidense citado en el informe. 

«Desde comienzos de los años 2010, cuando el precio del barril de petróleo cayó a la mitad, Ecuador, país productor de petróleo, no logra pagar los préstamos adquiridos ante consorcios chinos que construyeron numerosas carreteras y presas», agrega la misma fuente. 

Galápagos en las garras de Pekín

Prueba de ello es lo que pasa en estos momentos en Galápagos y que el periodista francés describe en estos términos. 

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«Mientras usted está leyendo estas líneas, 300 buques-fábrica chinos se encuentran en torno a las 19 islas de Galápagos. A escasos 20 kilómetros de la costa, esa armada está aspirando el fondo marino las 24 horas del día, causando daños irreparables a la biodiversidad. Los pescados y los calamares son congelados inmediatamente a bordo y se envasan para su venta en el mercado chino».  

«Endeudados hasta el cuello, países como Ecuador y Argentina tienen muy poco margen de maniobra frente a su acreedor asiático. Sobre todo porque China también ejerce presión a través de la diplomacia de las vacunas», comenta Gyldén. 

Desde 2005, los chinos invierten también en infraestructuras viales, portuarias e hidroeléctricas. China ya controla o tiene una importante participación en 40 puertos en las costas de dos océanos y a la entrada del canal de Panamá. Pekín posee además 15 instalaciones hidroeléctricas, detalla también L’Express. 

«Desde un punto de vista estratégico, esta progresión inquieta a Estados Unidos, en particular, la perspectiva de la utilización militar que los chinos podrían hacer de los puertos comerciales y los aeropuertos civiles». 

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