El director Ejecutivo de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic), Carlos Olivera, reveló este domingo que un software que adquirió la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) en 2019, durante el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), era usado para rastrear información de políticos e infiltrarse en redes sociales.
«Ese software, que lo he revisado, estaba rastreando a Carlos Mesa, estaba viendo e infiltrándose dentro de grupos de WhatsApp. Esa actividad no se había borrado, estaba ahí y se hacía desde ENDE», informó en una entrevista con el programa Asuntos Centrales.
Olivera recordó que ya existe un proceso abierto por ese software y que la Agetic fue invitada para hacer «un relevamiento técnico de este sistema».
«A mí me invitaron para una investigación que se hizo en ENDE hace varios meses, donde se compró un software para hacer infiltración y se lo disfrazó como una compra para el área de comunicación de esta institución», explicó.
Según el ejecutivo de la Agetic, el software en cuestión fue adquirido por 750.000 dólares, aunque aclaró que como ese sistema fue localizado de casualidad «no se puede saber exactamente cuánto se ha invertido y ejecutado en este tipo de obras del anterior gobierno».
En febrero de este año, el gerente de ENDE Tecnologías, Gustavo Koch, denunció que se detectó un daño económico de 5.916.000 bolivianos por la adquisición de software y 80 licencias, cuyo presunto objetivo era medir el impacto de las actividades de las empresa estatal en las redes sociales y medios digitales.
Sin embargo, se comprobó una sobredimensión del precio y otras irregularidades porque de las 80 licencias, solo una fue utilizada para el servicio de ENDE y las restantes 79 aparentemente fueron usadas para contrarrestar ataques cibernéticos en redes sociales, actividades que no tienen ninguna relación con esa empresa.
El Lado A y B de las campañas en redes sociales
Olivera explicó que en el ámbito de las redes sociales, las grandes empresas dedicadas a ese tipo de actividades señalan que hay formas legales e ilegales de hacer campaña, algo que denominan el «Lado A y Lado B».
«El Lado A es hacer una campaña común que cualquiera puede hacerlo para posicionar una marca, un partido político; se invierte en publicidad, se abren páginas», dijo.
Contrariamente, puntualizó Olivera, existe el Lado B que ingresa en el campo de la ilegalidad y la falta de ética, porque involucra el espionaje, el rastreo de información y la exposición de datos sensibles o privados de las personas.
«Hay una línea gris entre una campaña de comunicación y promoción ética y el ingreso al Lado B», agregó.
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