10 de diciembre de 2024

¿Qué es la globalización y cómo conecta al mundo?

Con críticos a izquierda y derecha, la globalización se ha acelerado desde los años ochenta, interconectando economías, sociedades y culturas.

La globalización es el proceso que ha acercado y conectado los mercados, las sociedades y las culturas de todo el planeta. La crisis de la covid-19 es un claro ejemplo: un virus que apareció en China dio paso a una pandemia global porque el mundo está interconectado. El término fue acuñado por el economista estadounidense Theodore Levitt en 1983, pero el origen del fenómeno no está claro. La mayoría considera que la globalización comenzó tras la Segunda Guerra Mundial y que se ha desarrollado sobre todo a partir de 1980. Sin embargo, hay quienes creen que empezó a finales del siglo XIX, e incluso con los primeros imperios de ultramar, entre los siglos XV y XVI. 

En cualquier caso, la globalización se intensificó desde los años ochenta por los avances en el transporte y la tecnología que facilitaron el movimiento de bienes, servicios, capitales, información y personas por el mundo. El desarrollo de la aviación comercial, la estandarización de los contenedores de transporte y la invención de internet conectaron a los países aún más. Mientras tanto, las políticas neoliberales de finales del siglo XX hicieron que los mercados nacionales redujesen las barreras al comercio y se abriesen al exterior. Por esta razón, la globalización es sobre todo económica, aunque también tiene aspectos políticos, culturales y tecnológicos. De ahí que sus agentes no sean solo las empresas multinacionales y los grandes organismos financieros, sino también los Estados, las ciudades e incluso los individuos.

Las caras de la globalización

De los cuatro tipos de globalización —económica, política, cultural y tecnológica— la más avanzada es la primera, gracias a un comercio liberalizado y cada vez más internacional. Los países han eliminado barreras como los aranceles y han firmado acuerdos comerciales para integrarse económicamente. Al mismo tiempo, las multinacionales trasladan su actividad a otros países para ahorrar costes, un fenómeno que se conoce como deslocalización. A la globalización económica le ha seguido la política, con nuevas organizaciones y normas de alcance global, como la ONU, la OMS o los acuerdos internacionales sobre el uso de la energía nuclear.

La globalización cultural, por su parte, ha consistido en un mayor intercambio de valores y tradiciones entre países. Por ejemplo, el éxito internacional de la canción africana Jerusalema en 2020 o los desfiles internacionales de moda, como la Paris Fashion Week, son fruto de la globalización cultural. Finalmente en los últimos años se ha sumado la globalización tecnológica. Cada vez más países utilizan la misma tecnología, y las sociedades están conectadas a través de internet y las redes sociales. Facebook, por ejemplo, cuenta con 2.740 millones de usuarios, un 35% de la población mundial.

El mundo ya es uno solo

Una de las consecuencias principales de la globalización ha sido el aumento del PIB global. Hoy existe más riqueza en el mundo y, a su vez, la tasa de pobreza extrema ha disminuido un 84% desde 1980. Esto se explica sobre todo por el ascenso de economías emergentes como China, cuyo crecimiento ha sacado de la pobreza extrema a millones de personas. No obstante, el aumento del PIB mundial no se ha traducido en una mayor igualdad entre países, sino todo lo contrario: la globalización también genera desigualdad. Según un estudio de la ONG Oxfam Intermón, desde comienzos de siglo tan solo un 1% de la nueva riqueza mundial ha ido a parar a la mitad más pobre de la población, mientras que el 50% de esa nueva riqueza lo ha recibido el 1% más rico.

Otra consecuencia de la globalización es que el centro económico y geopolítico del mundo se está desplazando de Occidente a Asia, y China, junto con otros países como India, surgen como contrapeso a la hegemonía de Estados Unidos. Como consecuencia, la comunidad internacional ya no tiene ese único polo de poder, sino varios.

Críticas y controversia

La globalización, sin embargo, también despierta críticas. Para las clases medias y bajas de los países desarrollados equivale a perder el empleo ante la competencia de los productos fabricados en países con salarios menores. Este descontento contribuyó a la proliferación de partidos y movimientos anti-establishment como el Frente Nacional francés o el brexit, una reacción a las consecuencias negativas de la globalización.

La nueva era de la globalización bajo el resurgir de los Estados

Por otro lado, existe un movimiento que critica el carácter neoliberal de la globalización, considerándola un instrumento de Estados Unidos para exportar su modelo socioeconómico y preservar así su hegemonía. Organizaciones ecologistas como Greenpeace o WWF también denuncian su impacto medioambiental. Según estas, el crecimiento económico que genera también conlleva procesos de deforestación, la extracción de recursos naturales de manera insostenible y el aumento del consumo de combustibles fósiles, que agravan el calentamiento global.

| EOM